16 de junio de 2023
Así lo describió la moderadora de la presentación, Victoria Barriga, el miércoles por la tarde en La Cultural. Fémur, libro-objeto pergeñado por Andrea Volpe y Lorena Marisol Mega, contiene textos de ambas (no escritos especialmente, sino material que tenían) y diseños también de las dos, ya que cada uno de los ochenta ejemplares lanzados en principio por la imprenta de Nacho Bedatou presenta un modelo único, a partir de dibujos, pintura y diversos elementos al modo collage (“somos muy cirujas, y nuestras amigas también”, graficó con humor Volpe).

Los gatos, el mar, el vino y el amor son tópicos que cimentan y enriquecen (incluso riegan) la amistad entre la ‘Tota’ y Lorena, o Loretta, como Volpe la llama. Ambas escriben, y un buen día Mega ‘tiró la idea’ de publicar algo en plan sociedad artística. Así fue que, como ya se dijo en estas páginas, desde noviembre comenzaron a dar forma a lo que terminaría siendo Fémur, a través de juntadas vespertinas y nocturnas apenas discontinuadas alguna tórrida siesta de nuestro reciente verano récord en que prefirieron dejarlo para después. Lo de diseñar las tapas sin dudas ha sido divertido y participativo -además de trabajoso-, porque es de suponer que las amigas y los allegados a la dupla han propuesto motivos, brindado opiniones e incluso colaborado con la tarea manual, así sea cebando mates o sirviendo un vino.

La presentación fue acompañada por mucha gente, que desbordó el hall de La Cultural; una mayoría de mujeres que conocen, quieren y admiran a dos autoras que no se definieron como escritoras, sino como personas que escriben (“soy una actriz que escribe”, en palabras de Lorena Loretta Loló, y por qué no Lolita).
Todo se llevó a cabo con un tono divertido y descontracturado. Consistió en una suerte de reportaje de Barriga a las autoras, mechado con sus propios comentarios y miradas sobre Fémur, una obra cuya lectura “te transforma”, según aseguró.
Los prólogos fueron escritos por Nadina Paolone y Alejandra Santa María; Miguel Gargiulo ofició de corrector; la encuadernación de los ochenta ejemplares fue tarea de Aldana Lora, y Mariana Bedatou preparó en cerámica las marcas donde consta el nombre de la obra. A ellas y a él agradecieron con énfasis Mega y Volpe, lo mismo que a la gente de La Cultural por su hospitalidad, vale decir el presidente Raúl Chillón y la bibliotecaria Gisela Holgado, más el aporte de María Virginia Grecco, del Archivo Histórico municipal. (Cabe destacar que el Museo Ameghino, el Archivo y La Cultural transitan una etapa de fructífera hermandad, muy por encima de compartir sede; en el quehacer cultural codo a codo son mucho más que tres, parafraseando al poema-canción.)
Durante el transcurso de la presentación, la ‘Tota’ y Lore explicaron el por qué del título del volumen, tal cual habían hecho en una entrevista previa con este diario publicada hace unos días.
Todo finalizó con un rico ágape servido por Se Vino Diferente, que incluyó algunas exquisiteces de Nimapú y unos sabrosísimos panes posta que elaborados por las autoras, que encima cocinan joya.
Chino Castro
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